Estaba solita en la calle, me habían abandonado y no sabía donde ir, no tenía ni un año y siempre había dependido de los humanos para comer, refugiarme... me quedé en la puerta de un bar a pedir comida a las personas que entraban y salían, era muy cariñosa por lo que mi vida corría peligro, me dejaba acariciar por todo el mundo y podía caer en malas manos. Allí sufrí mucho, algunos no me veían pero otros me daban patadas para que me alejase, y yo solo tenía hambre e intentaba pedir ayuda, era una cachorrita abandonada por unos humanos sin corazón.

Me trajeron a LARA donde estoy a salvo y cuidada, ahora busco una familia que me siga cuidando y me quiera mucho. Pero mi oportunidad no llega, me estoy haciendo mayor y nadie me quiere, me he cansado de ser una invisible y cada día llevo peor estar en el refugio.

¿Me ayudas a lograr mi deseo?

Contacto: adopciones@asociacionlara.org